
Así es como empieza la película El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, protagonizada por Brad Pitt (Jesse James) y mi amigo Casey Affleck (Robert Ford).
Bob Ford es un joven que ha idealizado completamente a su héroe Jesse James desde que era un niño. Cuando por fin consigue unirse a su banda y participar en el atraco a un tren, se va dando cuenta de que aquello no es tan grandioso como él pensaba que sería. Comienza a sentirse ridiculizado y resentido, lo que le lleva a cometer ciertos actos.

Lo que no me gusta es que es de estas películas que te mete todos los personajes de golpe, con lo cual luego cuando dicen el nombre de alguno te haces un lío y no sabes a quién se están refiriendo, así que tienes que estar con los cinco sentidos en la película para enterarte bien del asunto. Tampoco me gusta el hecho de que te espoilean el final en el propio título y encima te lo van recordando por si se te olvida, aunque supongo que lo harán por el hecho de estar con el gusanillo de ver cómo puede llegar a pasar eso, o si realmente acaba pasando y cosillas del estilo.
En resumen, es una película que recomiendo ^^. Hay algunas frases de los diálogos que son geniales:
Jesse James: puedes seguir durmiendo.
Charley Ford: pero ahora es a mí al que has puesto nervioso.
Jesse James: sí...no hay paz si el viejo Jesse anda cerca. Compadécete de mi pobre esposa.
Charley Ford: Ed Miller era buen amigo mío, él nos presentó en aquella partida de pócker. Estoy un poco enfadado contigo, si quieres que sea sincero.
Jesse James: compadécete también de mí.
----------
Jesse James: ¿sabes qué escribió John Newman Edwards de mí? Decía que no confiaba ni en dos hombres de cada diez mil y que, aun así, era precavido con ellos. Tanta persecución me ha dejado exhausto. A lo que quiero llegar es a que últimamente mi paranoia me ha llevado a ser grosero contigo y me agradaría que aceptaras ese revólver en desagravio.
Robert Ford: sabe el cielo que yo aun sería más grosero en tu lugar.
Jesse James: no, qué va, no he sido correcto. Ni me reconozco cuando me enfado. Viajo fuera de mi cuerpo y contemplo mis manos ensangrentadas y mi gesto malvado, y me pregunto por qué ese hombre se ha equivocado tanto. Me he convertido en un problema para mí mismo.
No pongo más que si no ¡os espoileo!